Arte y árboles definen el interiorismo de esta casa

2022-10-17 20:06:14 By : Mr. Jeff Xu

Recibe nuestra revista en tu casa

El enclave en el valle del Guadalentín (Murcia) es impresionante; las vistas son maravillosas y abiertas desde el promontorio a una altura que permite divisar todo el paisaje.

“Además, la construcción de los años cuarenta, tan sencilla y destinada a granja, nos encantó, ya que nos permitía un cambio de uso para diseñar un espacio amplio donde albergar la sede de nuestro estudio de arquitectura y arte fuera de Madrid –el de allí (en el barrio de Malasaña) se nos quedaba pequeño–”, cuentan Manuel Herrera y Francisca Muñoz, socios fundadores del Estudio Muher y propietarios de esta espectacular casa-estudio.

Rehabilitaron esta finca para instalar en ella su oficina en la región y edificaron las nuevas dependencias destinadas a vivienda como un pabellón anexo.

Según Francisca, llevaban media vida viajando, recorriendo el mundo y disfrutando de nuevas culturas y países. Así que, cuando decidieron establecerse aquí, lo tuvieron claro: nada de ciudades y, sobre todo, muchos espacios exteriores, con buen clima y luz mediterránea.

“Buscábamos un lugar que nos recordara a estancias donde tiempo atrás hubiéramos vivido, países donde el clima se adaptaba a nuestro carácter, por ello nos aproximamos al mediterráneo a tres horas y media de Madrid, donde poder trabajar con buena temperatura, espacio y tranquilidad”.

Y esta finca se lo daba todo. Así que se pusieron manos a la obra y empezaron la transformación. “La mayor dificultad residía en el acceso en lo alto del promontorio, ya que hubo que escalonar el terreno (había desniveles de 23 m de altura); sin embargo, también tuvimos un reto estimulador: diseñar una arquitectura que envejeciera mimetizada con el paisaje, camuflada en él”, asegura Manuel.

Como artistas multidisciplinares que somos, caracterizamos con un lenguaje globalizador de estética contemporánea tanto al arte como a la arquitectura o al diseño

- Francisca Muñoz y Manuel Herrera

Puertas y ventanas de marco mínimo. Es una buena solución para disfrutar del paisaje desde cualquier ángulo de una vivienda, casi sin cortapisas

Y añade: “Hemos abierto la casa al paisaje tanto por fachada como a nivel de iluminación cenital a través de grandes lucernarios que permiten tener árboles dentro del estudio y palmeras en el salón, de modo que es como estar en la propia naturaleza. Por otro lado, hemos trabajado mucho el paisajismo. Nosotros lo entendemos como parte de nuestra profesión; es como pintar y crear un espacio, cada ángulo es un cuadro que se disfruta desde cada hueco de fachada que se abre, un paisaje cambiante al que hay que saber incorporar la vivienda con destreza”. Dicho y hecho.

El gran ventanal se convierte en un espectacular mirador. Los sofás de cuero blanco mate son de Arketipo. La mesa de centro –realizada con ónix de la India retroiluminado– es un diseño del estudio. Sillones Lounge Ottoman, de Charles & Ray Eames, editados por Vitra. Cojines de Pepe Peñalver.

Sillones de lectura vintage recuperados y retapizados en piel, como los sofás de Arketipo. Ventanales de particiones de 3 m de altura en vidrio Climalit, con filtro solar y térmico. Bustos originales de escayola antiguos. Mesas auxiliares, diseño del estudio, en hierro y mármol travertino.

A dos niveles, de madera de pino y recuperada de la Galería Tórculo (Madrid) Esta pieza con solera se adaptó a este espacio de un modo magnífico sin tener que reformarla. Delante, se diseñó una mesa de 9 m del mismo material (madera de pino). Sillas recopiladas de la antigua clínica familiar. 

Cocina en wengé. Sillas Thonet originales. Cuadro de Muher. Suelo de mármol Macael.

Al suelo se le dio un aspecto industrial con tablero de pino de trasdosar los muros de hormigón, una solución económica y muy natural, ya que son tableros largos y duros, en color natural teñidos con aceite de linaza.

Piscina-playa realizada en hormigón blanco y planchas de piedras planas de mármol beige, de Porcelanosa. Sillas Copacabana. Las piedras grandes están incrustadas en la construcción. La piscina se depura mediante ozono, así la sensación es como si fuese un lago con agua de manantial, a la vez que la evaporación del propio ozono oxigena un microclima que favorece las plantas.

Sillas vintage originales. Azulejos marroquíes traídos de estancias en exposiciones itinerantes en Marruecos. Suelo de baldosa hidráulica antigua recuperada. Los muros se han teñido con pigmentos naturales de óxidos, lo que les aporta una pátina natural diferente a una pintura de exterior convencional.

Forjado de hormigón con cubierta invertida de vegetación superior. El hormigón está teñido con tintes naturales. Mobiliario de Oiside con tejido hidrófugo.

Cabecero diseño del estudio, en madera teñida con aceite de linaza. Suelos y paredes en microcemento con tintes de óxido natural. Lino de Pepe Peñalver y cojines de Lizzo.

Cuando uno dispone de una buena entrada de luz natural, puede permitirse decorar con focos de color importantes, como aquí: cuadro de Muher.

Comunión interior y exterior con el jardín privado que da amplitud a la ducha. Bajo un lucernario, la sensación es la de disfrutar del baño en la naturaleza.

Si aún no tienes cuenta regístrate ahora