8 materiales libres de tóxicos para una cocina más sana

2022-10-11 17:33:06 By : Mr. Xiangqian Xie

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Periodista especializada en periodismo medioambiental y de salud

Deliciosas verduras de todos los colores, fruta de temporada de origen ecológico y producción local, agua filtrada…

Si llenas el cesto de la compra con productos de la huerta y elaboras tus platos de manera sana, también deberías inspeccionar los utensilios de cocina para asegurarte de que son saludables y descartarlos si no es así.

Los siguientes materiales son los más adecuados para cocinar de forma segura sin sustancias perjudiciales para la salud. No obstante, algunos de ellos tienen alguna desventaja si no se usan de forma correcta.

El hierro es una opción tradicional e inocua. La diferencia entre el "hierro mineral" y el "hierro fundido" es que el segundo se fabrica con moldes de arena, las piezas son más gruesas y pueden incorporar esmaltados que evitan la oxidación.

Los alimentos cocinados en ellas pueden absorber pequeñas cantidades de hierro, pero no es un problema sino una ventaja en caso de niveles bajos de este mineral. En dietas con mucho hierro puede causar daños degenerativos.

​Chefs vegetarianos como Santi Ávalos prefieren las piezas de hierro colado sin recubrimientos: "Son más robustas y duraderas, tienen la antiadherencia propia y natural del material (sin recubrimientos tóxicos) y aportan hierro dietético. El problema es que pesan mucho y se oxidan si no se secan bien".

Son materiales inertes, no tóxicos y muy seguros para vajilla o tarros de conserva (con la excepción de los artículos de cristal de plomo, que se encuentra en piezas de cristalería tallada).

Se trata de un polímero sintético bastante estable. Aguanta temperaturas de hasta -60ºC, por lo que permite congelar el alimento en el mismo recipiente. También soporta las altas temperaturas del horno. Es resistente, antiadherente y se limpia fácilmente.

La industria ofrece nuevos antiadherentes alternativos al plástico Teflón. Sartenes y cazos de aluminio se recubren con materiales cerámicos, más sanos siempre que sean de calidad y de marcas con certificado de que no contienen metales pesados, PTFE, PFOA ni nanopartículas.

El problema es que en el mercado encontramos coberturas cerámicas de muy mala calidad. Además, el color engaña: creemos que toda sartén blanca es "ecológica y sana", pero podría llevar una simple cobertura de pintura con una mínima base cerámica, que se descascarilla pronto y deja al descubierto el aluminio. Thermolon, Greblon cerámica, CeraGreen, Stonite o Ceralon son marcas registradas de antiadherentes cerámicos de calidad.

No libera sustancias tóxicas a los alimentos y difunde muy bien el calor. "Es un material mucho más resistente y estable que los antiadherentes cerámicos", explica Josep Valls, de Codis Verd, empresa que comercializa utensilios de cocina sana.

"El titanio se utiliza en la elaboración de prótesis, implantes dentales y en piezas para aeronáutica por su resistencia a situaciones extremas. Se aplica a 20.000 grados de temperatura, consiguiendo así que el antiadherente sea duradero y muy difícil de que se desprenda".

Es una aleación de hierro con una mínima cantidad de carbono y pequeñas proporciones de otros metales (cromo, níquel, molibdeno).

La migración de residuos metálicos puede producirse en pequeñas cantidades, y se liberan a la comida con mayor facilidad si el acero es de mala calidad, cuando cocinamos productos ácidos (cítricos, tomate…) o cuando está rayado.

El más usado es el acero 18/10 (18 partes de níquel y 10 de cromo). El acero japonés utilizado en cuchillos es una aleación ligera de extraordinaria calidad, sin cromo ni níquel.

Un tratamiento electrolítico sella completamente el aluminio y lo endurece para que no pase a los alimentos.

No debe faltar en la cocina en forma de fuentes, cucharones y cucharas, cubiertos e incluso platos, en detrimento de utensilios de plástico.

Se ha descubierto que la madera tiene propiedades germicidas naturales y que es más higiénica que otros materiales (en una tabla de cortar de madera, los gérmenes mueren antes que en una de plástico) y no altera el sabor natural de los alimentos.

Como precaución, conviene cortar los alimentos que se van a cocinar en una tabla y los que se van a comer crudos en otra recién lavada. Se deben limpiar muy bien con agua tibia y jabón, no dejarlas en remojo y secarlas bien después de cada uso.

Para cocinar de forma saludable, hay ciertos materiales que debemos evitar en todos nuestros utensilios.

Hace unas décadas, el Teflón (PTFE o politetrafluoroetileno) era el colmo de la modernidad, ya que permitía cocinar casi sin aceite y sin que la comida se pegara.

Pero con el tiempo se ha comprobado que es perjudicial para la salud y el medio ambiente, y en algunos países se ha prohibido.

Para que la capa antiadherente de Teflón (marca comercial de la multinacional DuPont) quedara fijada en la sartén, se usaban unas sustancias químicas –PFOA (ácido perfluorooctanoico) y PFOS (sulfonato de perfluorooctano)– que son disruptores endocrinos, probables cancerígenos, se acumulan en los riñones o el hígado, dañan los sistemas hormonal e inmunitario y causan obesidad y otras alteraciones.

DuPont afirma que no emplea estas sustancias desde 2012 y tiene en el mercado sartenes y otros recipientes de Teflón en los que se especifica "PFOA free/libre de PFOA". Pero el propio PTFE se descompone a altas temperaturas y genera sustancias tóxicas.

Podría tener efectos neurotóxicos y se estudia su relación con enfermedades neuronales y degenerativas como el Alzheimer. El 95% se elimina por la orina, así que las personas con problemas renales deberían evitarlo porque podría acumularse en su cuerpo en mayor cantidad.

Los alimentos ácidos y calientes aumentan la posibilidad de que las sales de aluminio se transfieran a los alimentos.

No todos los recipientes de cerámica esmaltada son aptos para cocinar. Cazuelas, paelleras o tazas mal esmaltadas pueden contener plomo y liberarlo a los alimentos, sobre todo si están calientes o son ácidos (vinagre, tomate, cítricos…).

El plomo es un metal pesado muy tóxico que se acumula en el organismo. Es muy peligroso para los niños porque afecta al desarrollo intelectual.

Antes se usaban ollas y perolas de cobre porque es un buen conductor del calor, pero suele llevar estaño o níquel y las piezas pueden liberar residuos metálicos que causen intoxicaciones agudas.

Hay baterías con el interior recubierto de acero inoxidable, de forma que el alimento no está en contacto con el cobre y son aptas para cocinar.

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